viernes, 13 de junio de 2014

Líneas sobre Tokio Blues

¿Han escuchado hablar de Haruki Murakami? Esta entrada tratará de uno de los libros que he leído acerca de este autor. En principio quiero contarles que, tal vez lo han deducido ya, es nacido en Japón, y si bien presenta una vida poco típica en comparación a la de las «personas comunes»1, no destaca precisamente por ese “desorden” común en los grandes escritores. Por el contrario, combinando su tiempo de escribir novelas con salir a correr, puesto que es maratonista, duerme cuando llega la noche y se levanta cuando amanece. En resumen, lleva una vida sumamente ordenada, planificada.

Pero olvidándonos durante un momento de Murakami, quiero hablarles específicamente de su novela titulada Tokio Blues. Ha sido mi primera aproximación a su obra y debo reconocer que las impresiones iniciales al leerla han superado con creces las expectativas previas. No tengo mucha perspectiva como para describir con precisión su manera de escribir, pero puedo decirles que lo hace de una manera sencilla, si cabe —tal vez pueden existir otros escritores que lo harán aún más simple que Murakami, pero así lo califico si lo comparo por ejemplo a George R.R. Martin—, y lo hace bien. Da placer leerlo.

En lo personal, me metí de lleno en la historia, tuve imágenes en la mente muy vividas que iban dibujándose allí a medida que avanzaba con las páginas. Tal vez en más de una oportunidad lo que me asaltó fue esa cruda realidad que el autor japonés tan bien transmite en cada línea. Si esperan personajes perfectos, tanto por su físico o por su accionar, han venido al sitio equivocado. Seguramente este sea otro de los puntos que más me han gustado de la novela y del escritor en sí, suponiendo que ésta es una característica que lo acompaña en toda su obra. Desde Watanabe, el protagonista principal, hasta las chicas que lo rodean veremos que hay un sinfín de preocupaciones y también, en algunos casos, un pasado que se torna pesado y cuesta sobrellevar. Sin ir más lejos, si leen una sinopsis verán que hay una tragedia previa al inicio mismo de la historia.

Hay algo que quiero resaltar, porque es la primera vez que me ocurre, y puede resultar extraño para algunos o común para otros. Llegado a cierto punto de la historia tuve que detenerme porque quedé extrañamente conmovido. Si les soy sincero, no sé cómo describir esa sensación que me invadió. Supongo que fue demasiado impactante para mí la crudeza (o lo mucho que transmite ese instante) con que se narra ese punto de la historia. No mencionaré cuál es ni en qué página está, no me gusta ni dar spoilers ni cosas que puedan catalogarse como tal, pero supongo que al llegar a eso se darán cuenta; tal vez les pase lo mismo, o tal vez nunca les suceda eso.

Cuando la historia llega a su fin me di cuenta al instante que me había gustado y mucho. No hay muchas alegrías, y por ahí predomina ese cierto sentimiento de tristeza, evidentemente no es una historia demasiado feliz, pero tiene su cuota de amor. Supongo que vale la pena invertir unos días (o capaz a los más adeptos a la lectura les lleve sólo uno) para leer esta novela, cuyo nombre completo en realidad es Tokio Blues (Norwegian Wood). Por si no lo saben, Norwegian Wood (el subtítulo, no sé si sea correcto llamarlo de esta manera) es el nombre de una canción de The Beatles. Casualmente es escogido porque dicha canción es mencionada en la novela y tiene cierta importancia para uno de los personajes.



1 - Tal vez no sea del todo claro con el término “personas comunes”, pero quería resaltar esa estricta disciplina que tiene Murakami para con su vida, en contraste, al mismo tiempo, con la típica vida de un escritor (dudo que hayan muchos escritores que corran durante horas prácticamente todos los días).



Creo haber llegado al final de esta entrada, que ha sido la primera para el blog de mi autoría. Me gustaría, antes de despedirme, agradecer el loable trabajo que han hecho mis compañeros para publicar y publicar y hacer crecer este sitio. Y por cierto, les recomiendo este libro.

Sin mucho más para agregar, ¡nos vemos en la próxima!

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